Tara



Dentro del budismo tibetano Tara es considerada como una buda de compasión y acción. Es el aspecto femenino de Avalokiteshvara (Chenrezig) y en algunas historias sobre su origen ella habría venido de las lágrimas de aquél. Tara es también conocida como una salvadora, como una divinidad celeste que escucha los lamentos de los seres que experimentan la miseria en el samsara. La figura de Tara proviene del hinduismo, donde la devi Tara, fue una dentro un sinnúmero de figuras de la diosa madreal lado de Sarasvati, Laksmí, Parvati, y Sakti. En el siglo VI, durante la era del Imperio Pala, Tara fue adoptada en el panteón budista como una importante bodhisattva.

No es mera coincidencia que fuera introducida pocos siglos después de la aparición del Prajñāpāramitā-sūtra en lo que llegaría a ser el budismo mahāyāna de la India. Parecería que el principio femenino hizo su primera aparición en el budismo como la "madre de la perfecta sabiduría" y más tarde Tara llegó a ser vista como una expresión de la sabiduría de la perfecta compasión. Sin embargo, en ocasiones Tara es también conocida como la "madre de los budas", lo cual normalmente se refiere a la sabiduría iluminada de los budas, luego al aproximarse a las divinidades budistas, se debe aprender a no imponer márgenes totalmente estricto acerca de lo que una deidad cubre, como opuesta a otra deidad.

Todas ellas pueden ser vistas como expresiones del juego de las energías de forma manifestada danzando fuera de la vasta vacuidad. Sea como sea, Tara comenzó a ser asociada con las cualidades maternas de compasión y la misericordia. Indubablemente para la gente común que era budista en la India de ese tiempo, Tara era una deidad más próxima. Los ojos de una divinidad que representa la sabiduría como vacío es una cosa concreta para contemplar. Quizá sea más fácil alabar a una diosa cuyos ojos miran hacia afuera con compasión infinita y que tiene una dulce sonrisa. Tara entonces se volvió muy popular como objeto de veneración y llegó a ser integrada en la práctica del tantra alrededor el siglo VII. Con el movimiento e influencia del budismo índico en el Tíbet, la veneración y prácticas de Tara se incorporaron al budismo tibetano. Independientemente de si se la clasifica como deidad, buda o bodhisattva, Tara se mantiene muy popular en el Tíbet y Mongolia.

Otra razón para su popularidad fue que Tara se convirtiera en una divinidad budista que podía ser invocada directamente por los laicos, sin necesidad o intervención de un lama o monje.

Así, como Tara fue aceptada dentro de los rangos de los bodhisattvas budistas, ella llegó a ser popular tanto para la gente común, como una a la cual invocar en la vida cotidiana; como para los monjes, como una entrada a la comprensión de la compasión y la misericordia como parte del camino de evolución personal dentro del budismo.

Las formas de Tara más conocidas son:
Tara la Verde, conocida como la Buda de la actividad iluminada y superación de obstáculos, superar obstáculos durante la meditación o en la vida, es la más valorada junto con la Tara Blanca.
Tara la Blanca: conocida por la compasión, la larga vida, la sanación y la serenidad; también como chinta-chakra (rueda que cumple los deseos).
Tara la Roja (Kurukula): o aspecto violento, asociado con atraer a todas las cosas buenas
Tara la Negra: asociada con el poder
Tara la Amarilla: asociada con la riqueza y la prosperidad
Tara la Azul o Ekajati: asociada con transmutación de la ira
Chintámani Tara: una forma de Tara muy practicada en el nivel alto del Tantra Yoga en la escuela Gelug del budismo tibetano, retratada verde y a menudo fundida con Tara la Verde
Khadiravani Tara (Tara del bosque de teca): quien se apareció a Nāgārjuna en la selva Khadiravani del sur de la India y quien es a veces referida como la "Vigésima Segunda Tara".

En algunas escuelas budistas se reconoce a 21 Taras. Existe un texto de práctica titulado En alabanza de las 21 Taras, que las cuatro sectas del budismo tibetano recitan durante las mañanas. 
(Wikipedia)

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